norman(Río de Janeiro, Brasil, Agencia EPS) Norman George (en la foto al centro), importante figura política de Islas Cook e integrante del Comité de Disciplina de la FIFA, reveló en las últimas horas datos muy importantes sobre la extensa y compleja reunión que derivó posteriormente en la sanción al jugador uruguayo Luis Suárez por morder, en el transcurso del partido Uruguay – Italia, al defensa Giorgio Chiellini. Dicha sanción consiste en la suspensión por nueve partidos oficiales con su selección y cuatro meses de inactividad absoluta en relación a la actividad futbolística. Lo anteriormente mencionado es público y notorio, pero poco se sabe de cómo se llegó a esta determinación. Nosotros accedimos a esa información y la compartimos con ustedes.

George, en declaraciones al popular diario local Amazing Cook, dio detalles de los pormenores referidos a la polémica decisión, sus causas y sus anécdotas mas trascendentes. "Costó mucho ponernos de acuerdo", comenta el agregado isleño, "en un principio daba la impresión de que la unanimidad era un hecho, sin embargo llevarlas a cabo y (sobre todo) verbalizarlas fue realmente difícil. Supongo que el detalle no menor de que entre todos hablábamos más de ocho idiomas diferentes, pudo haber sido la causante. No se olvide de que la reunión se realizó contra reloj y nos fue imposible tener acceso a traductores confiables", señaló mientras guiñaba al decir "confiables".

¿Cuál fue la medida que se tomó? "Como pudimos, y haciendo gala de un primitivo lenguaje de señas, organizamos comisiones por idioma y afinidad. Yo, por ejemplo, trabajé con el integrante de Islas Caimán a quien conozco desde la adolescencia porque fuimos a la misma escuela secundaria en Vanuatú, que era la única que tenía Bachillerato de Artes".

Sin embargo, las comisiones no resultaron una solución definitiva, porque todo volvió a complicarse cuando se quisieron aunar las medidas: "el delegado de Paraguay se negó a hablar en español o inglés (hasta ese momento no sabía cuál era su idioma oficial) y solo se dirigió a nosotros en un lenguaje que me dijeron que se llama guaraná o algo así. Por suerte manejaba el sistema decimal, así que fue fácil saber su opinión con respecto a los partidos de suspensión que le íbamos a dar al jugador. Cuando creímos que todo estaba resuelto, nos enteramos de que el comisionado de Tonga utiliza un sistema numérico en base a fracciones de números primos, y no había forma de saber cuántos partidos quería suspenderlo. La fortuna estuvo de nuestro lado otra vez: con el apuro de la situación no le dimos tiempo a los empleados de retirar los carozos de aceitunas de los martinis, así que los utilizamos para que nos representara la cantidad de juegos en los que quería que fuera sancionado. Pudimos salir del paso, pero resolver ese tema nos llevó más de cuatro horas", concluyó.

Norman George, como ya se señaló un importante político del Caribe, aplicó su experiencia en la resolución de diferendos, en el manejo de la dialéctica y el conocimiento del marco jurisdiccional para definir la sanción: "le pedimos a los delegados suramericanos que se retiraran, para evitar la intervención de la filiación regional y mantener la seriedad de un fallo que debe ser inmaculado, como todo en la FIFA. En ese momento, el representante sueco preguntó si el retiro de los americanos era para siempre. Nuevas rispideces y cuatro horas más de retraso", comentó apenado.

Pero no todo fue negativo, también hubo momentos de distensión: "vimos las imágenes de Suárez y Chiellini muchas veces. Llegamos a un nivel tal de aburrimiento que Martin Hong, de Hong Kong, terminó haciendo sombras chinas simulando dinosaurios y cocodrilos sobre el retroproyector cuando aparecía el jugador italiano. Nos reímos mucho" Tras volver a reírse con el recuerdo, agregó: "el consejero de Singapur preguntó si, cuando una persona de Hong Kong hace sombras chinas, no está haciendo en realidad sombras hongkonguenses. De nuevo volvieron las risas. Después se inició una discusión muy divertida sobre cuál es el gentilicio de Hong Kong. Y lo más increíble: el propio Hong no lo sabía (risas). Íbamos a votar cuál sería el gentilicio más adecuado, en el preciso momento en que llegaron los uruguayos. Obviamente, por respeto, dejamos en suspenso el sufragio".

Cuando ingresan los dirigentes de la federación uruguaya, casualmente doctores en leyes, hubo un punto de inflexión. "Se veían bastante extraños" recuerda George, "ambos tenían barba de recién levantados, estaban despeinados, tenían puestas las medias de la selección de su país y parecía que no habían descansado bien. El paraguayo me dijo (y ahí supe que en Paraguay se habla español) que uno era de Nacional y otro de Peñarol. Como no conozco nada de las etnias latinas, no le seguí la conversación". Tras una breve pausa, continuó: "hablaban todo el tiempo por sus teléfonos móviles. Se me ocurre que lo hacían con alguien de Tahití o Hawaii porque lo llamaban Pa-Ko constantemente". Según George, los defensores de Uruguay les mostraron varias fotos bajadas de internet, incluyendo algunas de índole pornográfico de su país donde los protagonistas le muerden el hombro a su pareja. Después de estudiar los descargos (cinco minutos) y de aprobar la sanción, que originalmente era suspensión de cuatro partidos con su selección y un mes sin actividad deportiva, dejaron entrar nuevamente a los representantes suramericanos. George contó algo sobre eso: "Figueroa (SIC), el delegado de Uruguay, preguntó cuál sería la pena que recibiría el jugador. Se la dijimos. Inmediatamente solicitó una nueva votación con una sanción más grande. Le pedimos que fundamentara su voto y nos explicó que una pena abusiva sería seguramente rebajada por el tribunal de apelación y de esa manera puede quedar él como el héroe que le redujo la pena a Suárez: 'por lo menos nueve partidos y cuatro meses de inactividad', propuso. Se aprobó por unanimidad y con un cerrado aplauso", sentenció.

Finalizando la nota de Amazing Cook, George resume el contenido de la reunión con la frase que dominó el encuentro nocturno entre los comisionados: "Morder está mal". Fue el argumento decisivo e irrebatible. "Morder está mal", la sentencia que sonó como un mantra durante toda la noche. Al preguntarle a Norman George sobre el autor de la frase, respondió: "no tengo inconveniente en dar el nombre y el país de su autora: el país es Brasil y el nombre es Aline, una de las muchachas que servían los martinis", concluyó volviendo a guiñar al periodista.

Seguiremos informando.



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