(Los Ángeles, California, Agencia EPS) Fue una noticia que dio vuelta al mundo: La Fundación Gates financiará una máquina que es capaz de convertir excrementos humanos en agua potable y electricidad en apenas cinco minutos. Inclusive, no sin cierto asquito, pudo verse a un exultante Bill Gates degustar el producto de la Janicki Omniprocessor (tal es el nombre del aparato en cuestión). Sin embargo, un reciente estudio realizado por la WCF (Walter Closet Foundation, por su sigla en inglés) determinó que la JO está condenada al fracaso porque, para producir un vaso de agua limpia, se necesitan casi dos kilogramos de excremento humano y el doble de energía eléctrica de la que es capaz de producir la combustión de los residuos secos, lo que la torna inaccesible para las personas a las que, justamente, se quiere llegar.
Suzanne Closet, directora de la fundación que lleva el nombre de su padre, declaró a esta agencia que el proyecto Janicki Omniprocessor no es más que una estrategia de marketing de un alicaído Microsoft utilizando su figura más icónica. "No necesitamos más que un par de datos para saber que esa máquina es absolutamente inútil. Cualquiera sabe que se debe comer, promedialmente, un kilogramo de alimentos para producir 500 gramos de deposiciones. Y fuentes del proyecto Omniprocessor nos informaron que, para producir un vaso de agua fresca, se necesitan casi dos kilogramos de heces, ¿cuánto debería comer una persona para obtener un vaso de agua? Si a esto le sumamos que se consume más energía que la que puede producir el residuo seco de la caquita (casi el doble), no se necesita más para saber que es absolutamente inviable... (pone cara de sospecha) salvo que haya detrás de esto haya un mercado negro de las defecaciones. Ahí no sé", concluye Closet.
Por su parte la Fundación Gates se negó amablemente a brindar declaraciones sobre el tema, argumentando que las características son reservadas hasta no llegar a la versión definitiva del Janicki Omniprocessor.
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